Silencio.
¿Lo oyes?
Exacto, no se escucha nada.
Cojo la guitarra, e intento arrancar de las cuerdas unas tristes notas que rompan con el silencio.
Nada.
¿Que ocurre?
Te miro y me devuelves una mirada vacía.
Mueves los labios, pero de tu boca ya no sale ningún sonido.
Doy unos golpecitos con la llema de los dedos en la mesa, intentando crear algo de ritmo, pero me devuelven un eco vacío, carente de significado.
Doy una patada al suelo, que tampoco me responde.
Tus ojos recorren la habitación, hasta posarse delicadamente en mí.
Me miras de la misma forma en la que se mira a un cachorrillo enjaulado.
Silencio.
¿Lo oyes?
Exacto, no se escucha nada.
Cojo la guitarra, e intento arrancar de las cuerdas unas tristes notas que rompan con el silencio.
Nada.
¿Que ocurre?
Te miro y me devuelves una mirada vacía.
Mueves los labios, pero de tu boca ya no sale ningún sonido.
Doy unos golpecitos con la llema de los dedos en la mesa, intentando crear algo de ritmo, pero me devuelven un eco vacío, carente de significado.
Doy una patada al suelo, que tampoco me responde.
Tus ojos recorren la habitación, hasta posarse delicadamente en mí.
Me miras de la misma forma en la que se mira a un cachorrillo enjaulado.